(Cerebro del Mal)
México, 1958
Elenco: Santo, Joaquín Cordero, Fernando Osés, Enrique Zambrano,
Norma Juárez, Alberto Insúa, Juanito Tremble, Enrique Almirante,
Director: Joselito Rodríguez
VIOLENCIA:
La segunda película del Enmascarado de Plata, pero la primera estelarizada por el Santo (en la primera el protagónico lo llevó el Médico Asesino) no es lo que podría esperarse del debut cinematográfico del alter ego de Rodolfo Guzmán. Grabada en su totalidad en La Habana, en condiciones precarias debido a que la filmación coincidió con la Revolución Cubana, casi todas las acciones transcurren en exteriores con una serie de fallas técnicas (falta de sonido directo mal disimulado con música de archivo, supuestas escenas nocturnas en las que el fotógrafo olvidó cerrar el diafragma para lograr el efecto de noche americana, además de un montaje apresurado y algo defectuoso) que pese a todo permiten echar un vistazo a la capital cubana antes de que la isla fuera arruinada por el socialismo. Contra lo que pudiera pensarse, el Santo no es el personaje principal de la película. Este dudoso honor le corresponde a Joaquín Cordero, aunque a veces la historia en enfoca en el inspector Zambrano. Incluso hay una escena en que éste último narra lo que está sucediendo, situación que no se repite en el resto de la cinta. Sin duda lo más notable es que los guionistas, Enrique Zambrano y Fernando Osés, no sabían qué hacer con el Santo. Desde que lo capturan en la primera escena hasta que llega El Incógnito a rescatarlo, el Enmascarado de Plata no dice esta boca es mía. Cuando finalmente lo hace sólo tiene un par de líneas de diálogo, una de las pocas oportunidades para oír hablar a Rodolfo Guzmán antes de que los productores empezaran a contratar a otros actores para doblarle la voz, y de ahí hasta el final no vuelve a decir palabra. Tampoco hay que sorprenderse mucho de que el Santo no tenga un papel más importante en su primera aparición cinematográfica. Para 1958 ya se habían hecho muchas películas con héroes enmascarados en México y los productores no tenían forma de saber que el más rentable de todos iba a resultar precisamente Rudy Guzmán. Santo contra el Cerebro del Mal contiene otras curiosidades: La falta de fondos obliga al Incógnito a localizar la guarida del doctor Campos con un modesto voltímetro, hay números musicales para promover la vida nocturna de La Habana del tipo que se volvería indispensable en todas las coproducciones mexicanas filmadas en países latinoamericanos y en las escenas de acción la coreografía está muy lejos del nivel que alcanzarían más tarde las películas de luchadores. Por cierto la mejor escena de acción corre a cargo del Santo y de Fernando Osés, y hay otra en que Joaquín Cordero tiene la oportunidad de echarse un tiro con el Enmascarado de Plata. De Santo contra el Cerebro del Mal normalmente se destaca el pobre nivel técnico, pero si los críticos tuvieran alguna experiencia en filmaciones se callarían la boca. Creo que es más indicado señalar los esfuerzos que hicieron el director Joselito Rodríguez, y sobre todo, el editor Jesús Echeverría, que debieron haber parido chayotes para darle coherencia a la historia. ¿No te latió? ¡Miéntamela! [email protected] Imagen cortesía de Santo and Friends, bonita página dedicada al cine de luchadores. |