(Blue Demon en Pasaporte a la Muerte)
México-Panamá, 1967
Elenco: Blue Demon, Carlos East, Ana Luisa Peluffo, Eric del Castillo,
Maura Monti, José Gálvez, Héctor Gómez, Nathanael León Frankenstein
Director: Alfredo B. Crevenna
VIOLENCIA:
Para resolver esta situación las autoridades llaman al Agente Cero, un equipo de contraespionaje conformado por Blue Demon y el empresario de lucha libre Julio (Carlos East), quienes deberán enfrentar a los agentes de Marcus, así como al temible androide y una situación inesperada. Esta secuela de Blue Demon Destructor de Espías se realizó cuando la moda de las películas de superagentes secretos estaba en su apogeo. Desde el momento en que el agente Lafargue descubre la sofisticada base subterránea del malvado profesor Marcus el diseño de la misma y hasta el uniforme de sus esbirros inmediatamente le recuerda al espectador las películas del 007. Uno espera que en cualquier momento aparezca James Bond, o en su defecto, Austin Powers, para hacerle la vida imposible al malvado profesor. Esto no impide que la primera escena de acción de la película sea un encuentro de máscara contra cabellera entre Blue Demon y el Troglodita, o más bien, máscara contra peluca, pues el adversario de Blue es interpretado nada menos que por Nathanael León Frankenstein, luchador famoso por su cabeza de rodilla y por haber participado en casi todas las películas de luchadores hechas en nuestro país. Para interpretar al Troglodita a Frankenstein simplemente le enjaretaron una peluca tan maltrecha que da la impresión que si los utileros no la tiraron antes fue por respeto a sus años de servicio. Cuando Blue Demon y Carlos East se alistan para revolcarse con unas groupies aparece la agente Nora (Maura Monti) para informarles que deben trasladarse a Panamá con la finalidad de acabar con Marcus. Además del superpoderoso androide creado por dicho genio del mal nuestros héroes se encuentran con que el agente al que deben contactar no es uno sino dos: resulta que tanto Ana Luisa Peluffo como un actor al que no conozco, que tal vez sea panameño, dicen ser el agente mandado por una agencia internacional. Esto de la doble o triple identidad es algo que el guionista Alfredo Ruanova ya había empleado en Neutrón contra el Doctor Caronte y en esta ocasión es algo que ayuda a mantener el interés del espectador. Al parecer, esto de los impostores es algo que también se dió durante la filmación de la película pues en una de las escenas Blue Demon es reemplazado por otro individuo, y a pesar de la máscara, es fácil darse cuenta que no se trata del Manotas, pues precisamente el sustituto no tiene las manos de guante de beisbolista que tenía Blue. De todos modos, Pasaporte a la Muerte tiene un nivel aceptable pero no está entre las mejores películas de su género. Entre la dirección rutinaria de Alfredo B. Crevenna, que lograba que hasta un luchador metido a agente secreto pareciera algo común y corriente, la falta de presupuesto que obliga a que los personajes se pasen casi toda la película encerrados en unos tristes sets (y que todas las luchas transcurran en la misma arena aunque se supone que Blue Demon viaja de México a Panamá) y los efectos especiales marca patito esta aventura de Blue Demon es entretenida pero poco memorable. Como de costumbre se incluye un número musical, un par de funciones de lucha que sirven más para hacer tiempo que para otra cosa y detalles incoherentes, como el que el profesor Marcus quede malherido después de caer desde una altura de metro y medio. Entre los detalles curiosos se pueden incluir la insistencia en presentar a Blue Demon y Carlos East como galanes irresistibles. Esto obviamente era con la idea de seguir la fórmula del cine de espías, recordemos que James Bond era un tipo bastante promiscuo. En donde no les salió tan bien la imitación a los productores fue en los artículos en apariencia normales pero que en realidad eran sofisticados aparatos electrónicos que en más de una ocasión le salvaban la vida a los superespías de otros países. Blue Demon y Carlos East se tuvieron que conformar con una sortija que echa lumbre y un reloj que sirve de walkie-talkie. Aparte de eso, lo único que llama la atención es el acento italiano del actor que interpreta al doctor Bellini, que parece como de sketch de carpa, y la simpatía de Maura Monti, quien por lo menos tuvo el buen sentido de no tomarse demasiado en serio su papel. En resumen, Pasaporte a la Muerte es competente, pero no tan divertida ni tan delirante que llegue a destacar sobre otras de su tipo. ¿No te latió? ¡Miéntamela! [email protected] Imagen cortesía de Atomic Dragon, luchador enmascarado que en sus ratos de ocio, además de combatir el crimen, se dedica a diseñar bonitas páginas web. |