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México, 1992
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COMENTARIO:
La verdad es que esta producción mexicana no sale tan mal librada. El director hace buen uso de la cámara y del suspenso para sacarle el mayor provecho posible a los pocos sets de que dispuso: la casa de Irina, la empresa de Roberto, la escuela donde trabajan los maestros y párele de contar. Los efectos se muestran de manera muy fugaz, y como éstos por falta de lana están lejos de ser lo último de lo último en efectos especiales, esta es una buena decisión. Nada más por atreverse a hacer una película de ciencia ficción con los limitados recursos de un videohome Rubén Galindo merece un reconocimiento. Aunque todos sabemos que los efectos especiales son indispensables para poder hacer creíble una historia que transcurre en lo que entonces era el futuro, Galindo se tuvo fe y se animó a realizar una cinta de este tipo casi sin dinero. Esto es muy loable, y el problema con Mutantes del Año 2000 no es tanto la falta de fondos, sino las fallas del guión. No dudo de las buenas intenciones de Galindo al querer contar una historia con mensaje ecológico pero creo que abusa de la moraleja. Los personajes se pasan casi toda la película comentando los efectos negativos de la contaminación en el medio ambiente. ¿Que no tienen otro tema de conversación? Creo que el problema es que Galindo es su afán de hacer una película con mensaje bonito, positivo y de fácil digestión dejó ir la oportunidad de hacer algo más subversivo. Las situaciones, y sobre todo los diálogos, hubieran mejorado mucho con un poco de ironía o humor negro. El planteamiento del problema tal como aparece en la pantalla sólo va a convencer a los que ya estén convencidos, como los fanáticos de Greenpeace. Es demasiado parcial. Con incluir algún personaje (por ejemplo, el villano) que discutiera con Axel sobre los cambios climáticos que sufrió la Tierra antes de que existiera el hombre el resultado habría sido más interesante. Esto habria servido para darle mayor profundidad a los personajes. Lo que se ve en pantalla es que el bueno rivaliza en bondad y pureza con la Madre Teresa de Calcuta y el malo es más odioso que Hitler, con lo que al espectador no le queda ninguna duda sobre quién va a ganar al final. Lo más interesante es ver la idea que se tenía a principios de los 90 de las consecuencias inminentes de la contaminación. Es muy fácil burlarse de los tarados que anunciaban a los cuatro vientos que a la llegada del tercer milenio la Tierra sería inhabitable por la sobrepoblación y la falta de recursos ahora que el año 2000 es parte del pasado, pero hay que recordar la histeria que todavía provocan los niveles de ozono y las plantas nucleares para darse cuenta que todavía hay mucha gente convencida de que estamos al borde del desastre. En este sentido Mutantes del Año 2000 es un curioso intento por predecir las medidas que los habitantes de las grandes ciudades se verían forzados a tomar para sobrevivir en su habitat. En la película todas las tomas realizadas en exteriores se hacen con cantidades industriales de hielo seco para simular el smog y los actores usan máscaras antigas y lentes oscuros. En las escenas hechas en interiores los personajes siempre esperan a que un aparato (que parece un regulador de corriente) purifique el aire para quitarse el equipo protector. Estas escenas sirven, a falta de efectos especiales, para situar la historia en el futuro, pero es extraño que no se haya recurrido a los típicos anuncios en radio o televisión (sobre qué hacer en caso de lluvia ácida, por ejemplo) para ambientar más la trama. Miguel Angel Rodríguez, que normalmente interpreta bien los personajes de judicial o de narco, no tiene mucho qué hacer en su papel de maestrito de biología, aunque eso sí, a la hora de infiltrarse en instalaciones secretas o agarrarse a madrazos con el empresario y su gente se convierte en Rambo. Sobre la actuación de la atractiva Rossana San Juan me reservo mi opinión hasta que la vea desempeñando un papel mejor desarrollado. Aquí lo único que hace es lo que le corresponde como típica heroína de película de terror o ciencia ficción: llorar, asustarse, explicarle al héroe lo difícil de su situación y al final sobreponerse a sus traumas para colaborar en la derrota del malo. No lo hace mal, pero normalmente las actrices que hacen estos papeles son seleccionadas más por sus medidas que por su capacidad actoral, para beneplácito del público. Otro problema de la cinta es que el final dura demasiado. En su afán de hacerlo emocionante el encuentro final entre Axel y Roberto se prolonga hasta volverse aburrido. Con cortarle 10 minutos a esta secuencia esto se hubiera evitado. Además, hay una escena romántica entre Axel e Irina que definitivamente no viene al caso. De todos modos, creo que vale la pena echarle un vistazo a esta película, que como todas las cintas mexicanas de ciencia ficción es por lo menos curiosa.
-Marco González Ambriz
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