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España, 1983
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ARGUMENTO:
COMENTARIO: Las opiniones sobre su trabajo son encontradas. Para algunos es uno de los mejores representantes del cine de terror a nivel mundial, mientras que sus detractores lo acusan de reciclar argumentos ya muy vistos. De cualquier manera, es una lástima que Naschy sea mucho mejor conocido en Estados Unidos y el resto de Europa que en México, aunque se podría pensar que nuestro país sería el mercado natural para películas de este tipo. La realidad es que las películas de España, Argentina y el resto de Sudamérica, a pesar de ser más atractivas para el público mexicano, siempre han tenido una distribución precaria por estas latitudes. Desconozco si Mexcinema Video (distribuidor en México de Latidos de Pánico) o alguna otra compañía ha lanzado al mercado mexicano otras películas de Naschy como La Noche de Walpurgis o La Orgía de los Muertos, pero no sería mala idea que lo hicieran y nos dieran la oportunidad de conocer mejor la obra de este autor. Tampoco estaría mal que mostraran más cintas de este tipo en los sistemas de cable en vez de pasar la misma película de Stallone una semana sí y la otra también. En cuanto a Latidos de Pánico resulta que la primera escena, que muestra a una mujer desnuda huyendo muy lentamente de un caballero medieval parece anunciar algo muy divertido, pero lo que sigue es algo más convencional. En la reseña de Viaje Directo al Infierno mencioné que las historias de herencias, aparecidos y espantos me dan hueva, y durante la primera mitad de Latidos de Pánico no pude evitar la sensación de que la película no era sino una versión más de la típica película de misterio en que un personaje podrido en dinero y con herederos potenciales poco escrupulosos es asediado por fenómenos inexplicables que bien pueden ser un elaborado plan para darle muerte de una forma que no levante sospechas entre las autoridades. Todo esto se cumple al pie de la letra en Latidos de Pánico con el añadido de diálogos poco afortunados y escenas innecesarias donde los personajes se cuentan entre ellos cosas que ya deberían saber solamente para que el espectador sepa de que va el asunto. Con una actuación poco convincente de la actriz que interpreta a Genevieve, que mas que provocar ansiedad da risa, y un ritmo lento en el que abundan las escenas de personajes misteriosos escabulléndose por la oscura casona, llegué a pensar que la fama de Naschy era inmerecida. Sin embargo, cuando esta parte de la película termina da paso a otra más interesante, en la que se puede ver que Molina estaba muy consciente de que una historia de fantasmas y seres de ultratumba ya está un poco pasada de moda, y se debe hacer algo con esta vieja fórmula para interesar a un público más contemporáneo. En esta segunda parte de Latidos de Pánico el ritmo se vuelve más rápido, hay una mayor dosis de escenas de cama y de sangre y los personajes principales empiezan a caer como moscas. Inclusive en la escena final se vuelve a pasar de lo que parecía un thriller de crimen y traiciones a una situación sobrenatural. Esto hace de la película una especie de cuento gótico aggiornato, que parece ser la principal característica de las películas de Molina: tomar a los personajes tradicionales del género de terror y añadirles una generosa ración de sangre y encueradas para ponerlos al día. Ya estamos acostumbrados a que los aspectos técnicos del cine español sean superiores a los de las producciones mexicanas y Latidos de Pánico no es la excepción. Donde más se nota esta superioridad es en los efectos especiales, que en México siguen siendo poco afortunados, pero que incluso en producciones europeas no muy lujosas, como ésta, son convincentes. Esto último es probablemente el aspecto en que las películas de terror de otros países son más efectivas que las nacionales. Un director, guionista y actor como Jacinto Molina no se tienta el corazón a la hora de usar escenas de violencia, mientras que los mexicanos todavía parecen tener demasiados escrúpulos cuando tienen que derramar sangre.
-Marco González Ambriz
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