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México, 1995
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COMENTARIO: Más que criticable, esto me parece lógico. Fueron tan exitosas las sexicomedias que Zayas estelarizó en los 80 que le han bastado para seguir siendo contratado por los productores de videohomes más de diez años después. No sé ustedes, pero si yo fuera actor y hubiera alguien dispuesto a pagarme por repetir los mismos albures de siempre y revolcarme (aunque sea de mentiras) con Paty Muñoz o Vicky Palacios, no me haría del rogar. Como siempre a Zayas le acompañan un par de piernudas a las que intentará darles lo suyo en el transcurso de la película. En esta ocasión se trata de la cantante Olivia Rex y de Yirah Aparicio, una de las veteranas de las sexicomedias ochenteras. Para darle un poco de variedad a esta trillada situación el guionista Alejandro Chilpa tuvo a bien asignarle a Zayas el papel de un puritano padre de familia, que se precia de encabezar una organización tipo Provida pero que en realidad es un viejo calenturiento que sigue la consigna "carne de gata, buena y barata" y que no descansa en su intento por bajarles los calzones a las criadas. Esto significa que durante la primera hora del video en lugar de oír los mismos albures de toda la vida y ver a Zayas echándose un caldo con alguna curvilínea actriz, el espectador se tiene que chutar una serie de escenas con las aventuras de Giovanni Said Martínez y Anita Corona, que interpretan a los hijos de la familia Casanova Dosamantes. Este par de escuincles caguengues se pasan media película abusando de la paciencia del chofer que interpreta Gastón Padilla y los niños actores lo hacen tan mal como puede esperarse: mastican sus diálogos y voltean constantemente a la cámara. Lo peor es que estos personajes no tienen nada que ver con el resto de la trama, sólo sirven para que la película sea igualita a una serie cómica de Televisa. De hueva. En la última media hora la cosa mejora con la llegada de Pepe Magaña y Yirah Aparicio. Finalmente aparecen las esperadas frases de doble sentido, así como un discreto desnudo por parte de Yirah, y la trama que parece no tener fin llega a su desenlace. A pesar de esto, Saber Gatear no llega a mejorar lo suficiente para ser recomendable. El argumento es demasiado sencillo para una comedia de este tipo, que para funcionar necesitaría de un conflicto más interesante que el trivial robo de un collar. Es como una comedia de enredos, pero sin enredos. En cuanto a los aspectos técnicos no hay nada que objetar: la fotografía, la edición y el sonido son buenos. Los actores hacen lo que pueden con el guión, aunque a veces no tengan más remedio que decir algunos chistes muy malos. Seguramente con un mejor libreto, que no se limitara a repetir la misma situación y que integrara mejor al resto de los personajes en la trama, se podría tener un mejor resultado.
- Marco González Ambriz,
22 de enero de 2002 ¿No te latió? ¡Miéntamela! [email protected]
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