Estados Unidos, 1995
Elenco: Michael Meyer, Ross Hagan, Gail Harris, Tammy Parks, Julie Strain, Lorissa McComas, Marcia Gray, Catherine Weber, Annette Burger, Kimberly Knight, Peggy Trentini
Director: Jim Wynorski

SEXO:
VIOLENCIA:

ARGUMENTO:
El detective Crank (Ross Hagan) es el encargado de investigar el asesinato de Susan (Tammy Parks), esposa del ex-beisbolista Brad Lake (Michael Meyer). En el curso de la investigación Crank descubre que las sos-pechosas incluyen a un grupo de seductoras mujeres que Brad conoció por medio de un servicio de fantasías de internet, así como Wendy (Gail Harris), hermana de la difunta.

COMENTARIO:
El erotic thriller ataca de nuevo. En la reseña de Motel Blue mencioné que este género se ostenta como una mezcla de suspenso y erotismo. Si bien en estas producciones existe cierta influencia del cine negro, en realidad el erotic thriller surgió gracias al crecimiento del mercado del video y de la televisión por cable, formas de distribución que le vinieron como anillo al dedo (sin albur) a los adolescentes jariosos y a los onanistas ya huevudos que no se atrevían a entrar a un cine porno o a una sex shop.

Es así como estos individuos han podido evitarse la molestia de tener que esconder de sus novias, esposas o progenitoras videos XXX con títulos tan comprometedores como Penetraciones Profundas o Anal Midget Gang Bang. Con el pretexto de ver historias de suspenso y de traiciones del estilo de clásicos como El Halcón Maltés o Laura, el espectador típico de estos thrillers eróticos puede babear como perro en lonchería viendo a Shannon Whirry o a Lisa Boyle sin tener que dar molestas explicaciones.

Lo que no resulta tan agradable es que en ocasiones los directores asignados a estas cintas, trátese de novatos ambiciosos o veteranos en desgracia, intentan mostrar que estan para cosas mejores olvidándose del sexo y dándole mayor énfasis a la trama. Por supuesto que no hay ninguna razón para que no se le pueda añadir a un argumento realmente sorprendente un alto contenido erótico, lo que estos realizadores olvidan es que la mayor parte del elenco cree que Stanislavski es la capital de Ucrania y que los guionistas se limitan a copiar alguna cinta clásica del cine policiaco.

Por fortuna, éste no es el caso con Deseo Virtual. Esta vez el director a cargo es Jim Wynorski, quien desde 1983 se ha dedicado a navegar con bandera de tarugo a través del género del terror y la ciencia ficción con películas superficiales, incoherentes y cochinonas. En otras palabras, son muy entretenidas.

Wynorski fue el responsable de la primera película "seria" de la actriz porno Traci Lords, en la que incluso llegó a invertir su propio dinero ante la falta de financiamiento. Además de no tomarse muy en serio su trabajo, cosa que es de agradecerse en un medio en el que casi todos los involucrados se sienten la divina envuelta en huevo, la mayor contribución de Wynorski al séptimo arte ha sido convencer a un gran número de jóvenes actrices de quitarse la ropa frente a una cámara de cine.

En el caso de Deseo Virtual el director supo reconocer que el guión que estaba filmando iba a resultar en algo muy parecido a las versiones light de videos XXX que trasmite el Playboy Channel y por lo tanto se dedicó, junto con el director de fotografía Gary Graver, a montar una serie de viñetas eróticas que parecen salidas de los sueños húmedos de un chamaco de 15 años.

El personaje principal, durante los 95 minutos de duración de la película, tiene la oportunidad de revolcarse con una instructora de tenis, la amante de un mafioso, una abogada y una modelo, entre otras. Lo que todas estas chicas tienen en común es que son más fáciles que la tabla del uno.

Es común que los involucrados en videos porno usen seudónimos y en los créditos de Deseo Virtual aparecen nombres como Al Coholic y Juan Twotree. A diferencia de las cintas de sexo explícito, donde los responsables usan nombres falsos para evitar ser marginados de las producciones "serias" donde también laboran, aquí se incluyen nombres falsos simplemente como una broma. Wynorksi se hace llamar Henri Noble y los efectos especiales se le acreditan a Sandra Sillikone. Esto es algo que el director también suele hacer en sus otras obras.

Algo a lo que hay que acostumbrarse en las películas eróticas es que el argumento es algo que pasa a segundo plano. No es sorprendente que como historia de suspenso Deseo Virtual no funcione. Entre las causas del mal funcionamiento del guión están:
- que el detective Crank se valga de los mismos métodos que los policías de Tormenta de Muerte
- la evidente culpabilidad de uno de los personajes, aunque haya un par de pistas falsas
- la forma en que Brad dice sufrir mucho por la muerte de su media naranja al mismo tiempo que recuerda cómo aprovechaba el menor descuido de su brujer para tirotearse a las lagartonas que conocía en línea...

Por supuesto que el detalle más tonto del libreto es lo del servicio de fantasías de internet, que le permite a cualquier güey con un módem y una PC ensamblada ligarse unos bizcochototes, pero hay que tomar en cuenta que el guionista incluyó esto como una forma fácil de reunir el mayor número posible de escenas eróticas.

Además, cuando se hizo la película, en 1995, la mayoría de la gente no tenía muy claro en que consistía internet. Al parecer, todavía existen muchos que siguen sin entender el potencial que tiene esta forma de comunicación. A raíz de que la mayoría de las empresas ".com" empezaron a quebrar se ha hablado mucho de que internet va a dejar de ser gratis y que los usuarios tendrán que pagar para acceder a la información que les interese.

Esto me suena a que los genios de las finanzas que perdieron hasta los calzones con la caída del NASDAQ quieren que sea la gente común y corriente la que los rescate por tomar malas decisiones, pero no me hagan caso, no pretendo enmendarles la plana a los ejecutivos que gastaron millones de dólares en desarrollar sitios de internet sin saber en qué se estaban metiendo. Cualquier semejanza con el rescate bancario o carretero es mera coincidencia.

Volviendo al tema de la película, a las personas preocupadas por la situación de las chicas que mediante engaños son convencidas de aparecer en películas subidas de tono creo que les agradará saber que están totalmente equivocadas. Varias de las actrices que aparecen en Deseo Virtual se caracterizan por tener el control de sus respectivas carreras.

Un buen ejemplo de esto es la chaparrita cuerpodiuva Gail Harris. Esta inglesita inició su carrera como una de las chicas de la página 3 en su país de origen y de ahí se trasladó a California para estelarizar películas de terror y acción de bajísimo presupuesto como Hard to Die y Cellblock Sisters. Actualmente produce sus propias películas además de dirigir un compañía especializada en fotografía de glamour. También ha actuado en series de televisión y en obras de teatro en Inglaterra y Estados Unidos. Por si esto no fuera suficiente, es experta en paracaidismo y equitación y además practica karate y patinaje sobre hielo.

Otra actriz familiar en este tipo de producciones es la grandota aunque me pegue Julie Strain, de un metro ochenta de estatura. Ha participado en más de 90 películas y videos, junto con su esposo Kevin Eastman (uno de los creadores de las Teenage Mutant Ninja Turtles) se dedica a vender toda clase de objetos con su imagen y ha colaborado en la publicación de diversos libros de fotografía. Todo esto empezó cuando fue nombrada Penthouse Pet del año en 1993 y decidió invertir el dinero en su carrera cinematográfica.

También sale por ahí Lorissa McComas (88-59-88). Lorissa no se ha involucrado tanto como Gail Harris o Julie Strain en la producción de sus película, pero también cuenta con una amplia experiencia en videos de Playboy y cintas de comedia y aventuras. Las tres tienen sus propios sitios de internet, donde venden fotos, posters y otros artículos.

En resumen, Deseo Virtual es una película altamente recomendable para los espectadores en busca de pasar un rato agradable sin tener que preocuparse por cuestiones artísticas o sociales. Nada más asegurénse de cerrar las cortinas y tengan a la mano una caja de klínex.

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