México, 199?
Elenco: Alberto Rojas El Caballo, Karla Barahona, Pepe Magaña. Alfonso Zayas Jr., Paty Muñoz, Marisol Barradas
Director: Ramiro Melendez

SEXO:

ARGUMENTO:
Para poder acceder a una herencia dos parejas de recién casados son sometidos a una dura prueba: son separados antes de consumar su matrimonio y recluidos en un Instituto de Sexología Aplicada, donde se les estimula constantemente y al mismo tiempo se les impide darle al cuerpo lo que merece. La segunda parte de esta prueba consiste en ser encerrados en una residencia durante diez días, plazo que deben cumplir sin entregarse al chaca-chaca, bajo la vigilancia de Bárbara (Karla Barahona) y Julián (Alberto Rojas El Caballo), asistentes personales del testador.

COMENTARIO:
No cabe duda que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. En la década de los 80, cuando las sexicomedias estaban en su apogeo, se les acusaba de ser sexistas y mal hechas. No faltaron los críticos atarantados que les echaran la culpa de acabar con la industria del cine mexicano, cuando la verdad es que fue mucho más grave la desaparición de organismos estatales como Películas Nacionales y Compañía Operadora de Teatros. Por otro lado, basta con echar un vistazo a las comedias albureras de los 80 para darse cuenta que no eran tan malas como se decía. Como en cualquier otro género, había de todo: sexicomedias buenas, malas y pésimas. Lo importante es señalar que cuando los encargados de realizar estas películas eran directores y técnicos capaces, trabajando con comediantes ingeniosos y, ¿por qué no?, vedettes que se caían de buenas, el resultado podía ser bastante agradable.

Está claro que la comedia procaz, con desnudos y leperadas a granel, sigue siendo uno de los favoritos del público mexicano. Las distribuidoras siguen haciendo negocio con títulos ya clásicos como Los Verduleros o El Día de los Albañiles y el respetable parece que no se cansa de ver a Alfonso Zayas refocilándose con Rosario Escobar, Jacaranda Alfaro o Yirah Aparicio. Los productores de videohomes han tratado de mantener con vida este género, filmando comedias con el mismo Zayas, Luis de Alba o Rafael Inclán, acompañados de Michelle Mayer o Vicky Palacios. El principal obstáculo que enfrentan es la falta de medios adecuados para hacer estas películas.

Quítenme la Calentura viene siendo un ejemplo perfecto de esto, junto con otros videohomes que ya hemos comentado en este mismo espacio. La acción sucede en su mayor parte en una sola locación, que es la casa de uno de los personajes, y el elenco está conformado por media docena de actores que aparecen con bastante frecuencia en otros videos. No podía ser de otra manera dado lo exiguo del presupuesto. De todas maneras, me parece raro que los realizadores, el guionista Mauricio Iglesias y el director Ramiro Melendez, desaprovecharan la primera parte de la historia, donde los cuatro herederos son encerrados en el tal Instituto de Sexología Aplicada y estimulados con afrodisíacos y strippers de ambos sexos. Tratándose de una comedia más o menos erótica lo lógico sería que esta secuencia ocupara una parte importante de la historia, al menos como pretexto para encuerar a los susodichos strippers.

Después de esta brevísima terapia, los herederos son trasladados a la casa donde deben cumplir con la segunda parte de la prueba, en la que Bárbara y Julián hacen todo lo que está en su poder para obligar a las dos parejas a romper la dieta del nopalito y así adueñarse de la herencia. Lo que sigue más que una sexicomedia parece un programa cómico que se podría transmitir sin mayor problema en televisión abierta. Hay muchas frases de doble sentido a cargo de El Caballo, Pepe Magaña y Alfonso Zayas Jr. y mucho pasear en lencería y bikini por parte de Paty Muñoz, Marisol Barradas y la chaparrita Karla Barahona pero no es suficiente con la simpatía de los cómicos o el atractivo de las chicas para mantener el interés durante 95 largos minutos.

No debe ser nada fácil para un escritor inventar una historia entretenida con 6 personajes encerrados en una casa. Durante más de una hora lo único que pasa es que Pepe Magaña y Alfonso Zayas Jr. son obligados a usar unas como togas romanas y que cuando El Caballo Rojas ve a Paty Muñoz y a Marisol Barradas desvestidas y alborotadas se le pone tiesa la mirada (¿y a quién no?). Si los números musicales en el cine mexicano clásico eran parte del espectáculo en los videohomes muchas veces parecen un recurso fácil para alargar la trama y que califique como largometraje. En Quítenme la Calentura le corresponde a Karla Barahona este dudoso honor. Otra forma de hacer tiempo son los sueños, aquí hay uno al final y sirve para añadirle otros 5 minutos a la duración total de la cinta.

Es solamente hasta el final de la cinta que El Caballo Rojas parece recordar sus proezas en las comedias ochenteras y aprovecha que las dos herederas ya la piden a gritos para treparse al guayabo, en escenas donde se pueden observar desnudos parciales de Marisol Barradas y de Paty Muñoz. Esto lo menciono porque sé que a muchos seguidores de este sitio lo que más les preocupa es saber si las actrices se quitan la ropa. Conozco a mi gente. Obviamente no me desagradan los desnudos, justificados o no, y menos tratándose de semejantes bizcochos, con lo que no estoy de acuerdo es que se piense que estas actrices sólo sirven para mostrar sus encantos. En este sentido me parece que Paty Muñoz sale mejor librada que Marisol Barradas: no se atraganta con los diálogos y demuestra cierta facilidad para la comedia.

A propósito de Marisol Barradas, a los guarros seguramente les interesará saber que apareció muy destapada en otros videohomes como El Rey de la Playa y sobre todo que estelarizó la que tal vez sea la mejor película porno que se ha hecho en México hasta la fecha: Liliana y Lorena, donde por cierto también sale Agustín Bernal en un papel secundario.

Más que una continuación de las sexicomedias de los 80, Quítenme la Calentura es algo así como el extraño retorno de las películas "atrevidas" de los 60 (El Manantial del Amor, La Amante Perfecta) que trataban de atraer al público con situaciones "fuertes", frases de doble sentido y actrices ligeras de ropa y que casi siempre dejaban mucho que desear.

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