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LOS PELUQUEROS

México, 1996
Elenco:
Rafael Inclán, Lalo El Mimo, Lina Santos, Mary Carmen Resendes, Gastón Padilla, Jaime Fernández, Miguel Inclán, Alfredo Solares, Claudia Judith Ortiz, Emmanuel Ontiveros
Director: Javier Durán

SEXO:
VIOLENCIA:

Rafael Inclán haciendo de las suyas

ARGUMENTO:
Macario Sánchez (Rafael Inclán) trabaja como peluquero mientras termina un doctorado en Derecho en la UNAM. A pesar de su aparente valemadrismo, Macario es un hombre de buen corazón que se mete en mil problemas en su afán de defender a los desprotegidos y que también se empeña en defenderse de sus acreedores, en especial del casero de la vecindad (Lalo El Mimo) que no pierde las esperanzas de cobrarle los meses de renta que le debe. Pero Macario también tiene su corazoncito y al igual que sus vecinos sueña en conquistar a la buenota de la vecindad, la manicurista Lucha (Lina Santos).

COMENTARIO:
En esto de ver videohomes y otras películas de bajo presupuesto hay veces que se necesita la paciencia de un santo. Abundan las cintas aburridas y mal hechas, con argumentos ridículos y presupuestos que obligan a los realizadores a economizar de todas las formas posibles, con lo que muchas veces lo más emocionante de la película se queda platicado y lo único que sale a cuadro son un par de apenados actores en interminables escenas de diálogo.

La cosa cambia cuando uno se encuentra una película como Los Peluqueros, que sin ser una maravilla es lo bastante entretenida como para que uno olvide los ratos de tedio antes descritos y siga buscando este tipo de cine en tianguis y videoclubs. Hay que decir que la portada del video es demasiado sencilla y la sinopsis hace pensar que se va a repetir la misma historia de otros videohomes de comedia donde una idea demasiado simple se extiende por angas o por mangas hasta cubrir los 90 minutos de rigor de un largometraje.

Lina Santos y Lalo El Mimo

La diferencia entre Los Peluqueros y Quítenme la Calentura (por poner un ejemplo) es que en lugar de escenas con diálogos eternos, en los mismos escenarios de siempre, tenemos una comedia ágil, llevada con muy buen ritmo por el director Javier Durán, el mismo que en los 80 se encargó de filmar varias sexicomedias. También aparece una amplia gama de personajes secundarios y situaciones que vienen a complementar la anécdota principal, como la historia de Lilia (Claudia Judith Ortiz) y Alvaro (Emmanuel Ontiveros), dos adolescentes que se comen la torta antes del recreo y que acuden a Macario en busca de ayuda para darle la noticia a sus padres.

Donde sí se nota que Los Peluqueros es un videohome es en la falta de recursos. Cuando Lina Santos canta "Cielito Lindo" con mariachi se simula la falta de extras y de un escenario adecuado con tomas muy cerradas. En esta escena y en otra donde intenta colocarse como vedette la actriz luce cuerpazo, como siempre, pero también demuestra que cantar no es lo suyo.

La falta de dinero también se hace evidente en las escenas de Macario en la UNAM, que se hacen pasando de una toma del edificio de Rectoría a un auditorio que no tiene nada que ver con las instalaciones tercermundistas de nuestra máxima casa de estudios (será en tamaño). No deja de ser curioso que los encargados del cine popular en México sigan considerando a la UNAM como una institución respetable. En el caso de Los Peluqueros se ve como el maestro (Gastón Padilla) trata inútilmente de instruir a Macario, que se vale de un choro mareador cada vez que se le pide su opinión, pero esto de ninguna manera se puede entender como una falta de respeto a la Universidad, es un simple pretexto para que Rafael Inclán haga de las suyas. Lo interesante es que sin proponérselo los guionistas (Edgardo Gazcón y el mismo Javier Durán) reflejan fielmente lo que sucede en las aulas de esta institución, donde los maestros son chambistas muertos de hambre y los alumnos son analfabetos funcionales.

Gastón Padilla y Rafael Inclán

Si a todo lo anterior le añadimos un buen reparto, encabezado por dos maestros del calambur como Rafael Inclán y Lalo El Mimo, tenemos una comedia muy superior a los fallidos intentos del nuevo cine mexicano (Un Mundo Raro, Santitos, La Ley de Herodes). Rafael Inclán en su papel de licenciado que suelta latinajos y cita reglamentos sin ton ni son logra lo que Demián Bichir y Emilio Guerrero no pueden hacer ni en sueños: caerle bien al espectador. Con el agravante de que lo hace sin esfuerzo aparente, a diferencia de los actores de quinta antes mencionados que echan mano de todo su repertorio de muecas y desfiguros y no hacen reír a nadie.

Con Rafael Inclán y Lalo El Mimo las frases de doble sentido están a la orden del día, pero se incluyen de una manera tan casual que parecen improvisados. Por otro lado Los Peluqueros no deja de ser una comedia familiar, hay albures constantes pero se evitan las leperadas y los que no sean buenos para el calambur ni se las van a oler.

- Marco González Ambriz
18 de marzo de 2002

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